Hubo una época en que el suministro de material fotográfico, cámaras,
equipos de iluminación… y el laboratorio donde revelar color en Barcelona
estaba circunscrito en la zona de las Ramblas: Casa Baltà, cerca de la plaza
Cataluña; Casa Alexandre, al lado del Liceo y Arpí en un lateral de la plaza
Real. Una plaza Real de aspecto muy distinto al que luce en la actual, donde
los turistas han substituido a aquellos personajes que se ganaban la vida, o
no, vendiendo tabaco, cupones y limpiando los zapatos a algunos transeúntes
mientras leían el periódico o mantenían conversaciones insustanciales.