Mi
primer laboratorio fotográfico de blanco y negro lo instalé en mi habitación.
Éste compartía espacio con el piolet Charlet
Moser, los crampones Salewa, el
casco de espeleología y los atributos de jefe Scout. La mutación de la habitación a laboratorio
tenia lugar gracias a una bombilla roja comprada en Casa Alexandre.
Analizándolo ahora diria que monté un laboratorio sostenible, ya que la majoria
de los elementos eran reciclados y/o de segunda mano: las cubetas eran bandejas
de carnicero y la ampliadora equipada con óptica Wil Willon de 75mm. fue donación de un buen amigo que la tenía
abandonada tras realizar un curso por correspondencia. A ella (la ampliadora)
yo le instalé un buen condensador; un tubo de sujeción de casi 3 metros apoyado
en el suelo y unos ejes de film 120 para que no se rayaran los negativos. Con
ella podía ampliar sin problema hasta 50x60cm. los resultados eran plenamente
satisfactorios y para nada añoraba componares ni componones. Si tenia que
ampliar mucho debía equilibrar el porta-negativos con papelitos y cartulinas,
pero… tenía tiempo para aprender, practicar e instruirme y con una pipa como
compañera me hice amigo de la noche.