¡PUTOS NIÑOS!
A estos niños gordos, desnudos y alados se les llama putti, en singular putto. Nada que ver con las meretrices, son motivos clásicos que ya se encuentran en sarcófagos romanos del siglo II donde bailan, se pelean o participan en bacanales. La palabra viene del latín putus, “niño”.
Estas figuras de bebés con alas fueron recuperadas por los artistas del Renacimiento y se quedaron durante siglos como detalle pícaro asociado a las apariciones del dios Eros, o sea, al erotismo. También se les llama amorcillos, quizás porque parecen sabrosos embutidos artesanales.
Cuando los mismos bebés gordos se encuentran en obras de arte religioso, se dice que son querubines. La palabra querubín viene del griego querub que significa ”los segundos”, en referencia al coro angélico liderado por los serafines, aunque, después de los siglos ha pasado a señalar, simplemente, a un niño con alas.
Estos ornamentos están en muchísimas obras de arte, incluso salen en “Fantasía” de Walt Disney. La iconografía es confusa, se hace difícil distinguir entre cupidos y querubines. La única diferencia es que si están en una obra religiosa, son angelitos, y si se trata de una obra profana, putti. La dicotomía entre sagrado y profano está en la base de la religión, que es un sistema para prohibir cosas según el interés de un grupo. En cambio, lo profano se refiere a temas individuales que la comunidad califica de frívolos.
Aunque queda claro que sacro/mundano no equivale a bueno/malo, en el caso de esta imagen es malo, pues las figuritas están talladas groseramente, y encima lanzan besitos ridículos al espectador. Se supone que su presencia anuncia que el amor – espiritual o carnal- está en el aire. Pero estos no provocan amor ni deseo, sino más bien risa y pena, igual que Aramis Fuster.
Estas figuras de bebés con alas fueron recuperadas por los artistas del Renacimiento y se quedaron durante siglos como detalle pícaro asociado a las apariciones del dios Eros, o sea, al erotismo. También se les llama amorcillos, quizás porque parecen sabrosos embutidos artesanales.
Cuando los mismos bebés gordos se encuentran en obras de arte religioso, se dice que son querubines. La palabra querubín viene del griego querub que significa ”los segundos”, en referencia al coro angélico liderado por los serafines, aunque, después de los siglos ha pasado a señalar, simplemente, a un niño con alas.
Estos ornamentos están en muchísimas obras de arte, incluso salen en “Fantasía” de Walt Disney. La iconografía es confusa, se hace difícil distinguir entre cupidos y querubines. La única diferencia es que si están en una obra religiosa, son angelitos, y si se trata de una obra profana, putti. La dicotomía entre sagrado y profano está en la base de la religión, que es un sistema para prohibir cosas según el interés de un grupo. En cambio, lo profano se refiere a temas individuales que la comunidad califica de frívolos.
Aunque queda claro que sacro/mundano no equivale a bueno/malo, en el caso de esta imagen es malo, pues las figuritas están talladas groseramente, y encima lanzan besitos ridículos al espectador. Se supone que su presencia anuncia que el amor – espiritual o carnal- está en el aire. Pero estos no provocan amor ni deseo, sino más bien risa y pena, igual que Aramis Fuster.
Tona Coromina
Autora