Mi curiosidad me
inducía a fotografiarlo casí todo, pero en honor a la verdad debo admitir que
en aquel momento –los setenta- no era muy consciente de que estaba fotografiando
una época que tenía los días contados, pues era innegable que se avecinaban
grandes cambios en este país.
El fotógrafo no deja de ser notario de su tiempo y en la forma subjetiva
de captar las imágenes construye una narración de lo que acontece y que le
importa, aunque será necesario el paso del tiempo para que su acta notarial –en
formato fotográfico- cobre relevancia.
Desplazarse a pie por un pequeño
sendero paralelo a la via del tren –como línea recta que unia dos puntos- para
ahorrarse algunos cientos de metros era usual entre los ciudadanos de Igualada
y Vilanova del Camí, pero aunque no eran frecuente los accidentes sí que
sucedían.