Los romanos hicieron termas; Strauss le dedicó un vals; la Trinca reafirmó que era “azul”. No siempre fue azul, ya que en la ocupación nazi algunos días sus aguas se tiñeron de rojo por la sangre de los hungareses. Yo lo he visto desde los puentes de las Cadenas y el de hierro que conduce a las Termas Geller, y espero que el vertido tóxico del procesado de la bauxita no altere y transforme en rojo muerte, esta imagen que desde siglos ha estado de color azul histórico.