Me pregunto el porque de esa afición o gusto a disfrazarse de manera ostentosa, llamativa, grotesca, sofisticada… de algunos durante unos días al año, cuando en realidad vivimos en un disfraz perenne. Si preguntamos ¿qué tal estás, como te va? supongo que habréis observado que a todo el mundo le va “bien”. Como puede irnos “bien” metidos todos hasta la cejas en esa doble moral en la que estamos sumergidos: premiamos, aplaudimos y renovamos a los corruptos, eso sí, siempre que vayan bien trajeados; nos metemos con los dictadores, eso sí, siempre que estos no tengan la llave que abre la puerta de nuestro bienestar; no somos racistas, eso sí, siempre que los inmigrantes estén lejos de nuestra casa; queremos salvar nuestro tan lastimado planeta Tierra, eso sí, siempre que sean los otros que opten y se comprometan con nuevas políticas medio ambientales; queremos aprender ingles, adelgazar…, eso sí, siempre que sea fácil y no debamos esforzarnos, podría seguir pero estoy convencido que todos y cada uno de nosotros tenemos nuestra propia lista.
Pero todavía me hago otra pregunta ¿sobrevivirá el carnaval a la redes sociales? ningún disfraz me parece más perfecto que “un perfil” en la red.