Los días festivos en muchas familias era habitual antes del almuerzo dominical y a la salida de misa de 12 hacer el “vermut”. En muchas ciudades catalanas existían destilerías que elaboraban, entre otros, este tipo de licor que luego expendían a grandes y pequeñas bodegas cuyos locales estaban llenos de barricas apiladas con todo tipo de destilados, vinos y bebidas como el sifón y la gaseosa que también acostumbraban a ser elaborados por pequeñas empresas locales.
Tomé esta imagen en una masía a las faldas de la montaña de Montserrat no muy lejana del núcleo de población. Fue una instantánea rápida, casi sin tiempo de pensar, me había llamado la atención las mazorcas de maíz colgadas en el balcón principal, cuando salieron, a la carrera, los niños de la casa en dirección a la bodega a comprar vino y bebidas para el “vermut” de los domingos.