En plena noche una serie de llamadas telefónicas me
alertaron sobre un extraño fenómeno que se estaba produciendo, en el cielo, en
aquel mismo instante. Tomé la cámara y rápidamente subí a la azotea de mi casa
que me ofrecía un punto de observación y varios puntos de vista sobre la
ciudad. Las fotografías que hice se publicaron en la prensa local, algunos
catalogaron el fenómeno como un ovni o restos de pruebas nucleares, pero lo que
fotografié era un fenómeno atmosférico que al no disponer de TV3 sus
meteorólogos no habían podido informarnos sobre él.