La primera ciudad importante por la que pasamos en Senegal camino a Dakar fue St. Louis a la que llegamos de noche. Nos dirigimos a una comisaria de policia para que nos permitiera aparcar nuestros vehículos en su recinto cerrado y a la vez nos asesorara un hotel donde pasar la noche. El hotel era modesto y las habitaciones escasamente amuebladas, pero en peores sitios nos habíamos alojado, estábamos muy cansados y nos pusimos a dormir de inmediato. Transcurrido un escaso tiempo llamaron a la puerta y al abrirla me encontré con el recepcionista ofreciéndome una joven chica para pasar la noche -oferta que rechacé amablemente-, al rato vuelve el recepcionista ofreciéndome una chica mucho más joven –oferta que de nuevo reusé y esta vez menos amablemente- con un sonoro y hosco “Makidem” que en Wólof quiere decir buenas noches, el recepcionista no entendía nada, puesto que el solo hacía su trabajo ya que la policia nos había recomendado un “hotel-prostíbulo”.
Superada la insólita noche por la mañana decidimos darnos un respiro y pasear un poco por ella. Descubrimos que St. Louis, situada en la costa atlántica, era una ciudad eminentemente pesquera y paseando por el mercado nos sorprendió una gran cantidad de motos / mobilettes aparcados, en sus alrededores, que ponían de manifiesto cual era el medio de transporte con que los habitantes de los pueblos cercanos acudían a la ciudad para vender sus productos.