El modo como tuvimos que salir de Lagos nos sorprendió, ya que hasta entonces no habíamos tenido problemas, pero nos concentramos en recorrer el máximo de kilómetros y recuperar tiempo, ya que la carretera era buena. Cruzamos Ijebu Ode, Benin City, Onitsha y después de Enugu pasamos por un poblado de tamaño mediano donde en un gran descampado había un numerosos grupo de gente que nos llamó la atención. Decidimos parar para ver que pasaba y de pronto irrumpimos de lleno en una fiesta popular, nada turística y totalmente autóctona, donde, en un amplio claro, un bailarín con zancos a tres metros de altura, enmascarado y disfrazado como un misionero católico, perseguía, danzando a ritmo de percusión, a un nativo que llevaba una máscara de cuero del tipo que usan para ahuyentar los espíritus.
Al vernos interesados en la fiesta las autoridades que la presidian nos invitaron a entrar en un almacén, atestado de gente, en el cual unos bailarines con máscaras y llamativos vestidos ejecutaban danzas rituales. Admito que me hubiera gustado quedarme más tiempo documentado y filmando aquella celebración, pero las exigencias del guión/expedición no me lo permitieron y volvimos de nuevo a la carretera.