A partir de Beni el paisaje sorprende por su verdor, los números poblados ubicados en las colinas, los amplios horizontes… viajar por ese territorio nos relajó de la tensión vivida durante los días que pasamos atrapados en el barro, ya que había momentos que parecía que estuviéramos viajan por Suiza.
Seguíamos generando expectación, mayormente entre los niños, cuando acampábamos era algo agobiante y –aunque no pidieran nada-, ya que no eran el hambre el que les hacía acercarse a nosotros, pues sólo sentia curiosidad, pero ellos no hacían nada diferente a lo que hacíamos nosotros versus ellos y su país.