Entramos en él por una ruta sin turismo y jamás, ni en
pleno desierto, he comido tanto polvo como en esta pista. Habíamos tenido un
breve encuentro con la fauna salvaje en el Parque Virunga y nos prometimos que,
en el próximo seriamos más prudentes, pero encontrarse con esos magníficos
animales en plena libertad y sin ningún tipo de control de los guardas
forestales debo decir que era difícil resistirse a ellos.