Si recibes el encargo de renovar la imagen de una marca “clásica” por una más joven y actual, la fórmula que jamás me ha decepcionado es la de realizar la captura en el formato que yo denomino “imagen robada”.
La disparé hace 8.790 días y ella era la versión masculina de la campaña de premsa para London House Barcelona. En plena euforia pre olímpica en Barcelona parecía que todo debía renovarse y los clientes, contagiados por el ritmo que bullia en la ciudad, buscaban ansiosamente no quedarse atrás (al menos en su imagen) de los productos que ofrecían al público.
Conocer el producto que vas ha fotografiar siempre aporta aspectos positivos respecto a como enfocar la sesión fotográfica, pero hay que mantener una cierta distancia para no caer en la trampa de desapasionarse excesivamente de él o viceversa.
Para acentuar la imagen de: desenfado, desenvoltura, juventud, dinamismo… que me habían encargado, y como el producto a fotografiar carecía de tendencia alguna, aunque éste era de altísima calidad, decidí trabajar en plena calle sin permisos municipales, sin equipo de apoyo, sin trípode, sin pantallas… simplemente acompañado de mi ayudante.
Doté a la sesión fotográfica de dos grandes soportes: el casting, ya que el modelo debía ofrecerme por si mismo todo lo que se nos exigia y el tipo de material sensible que me ayudaría a dar a la campaña un toque innovador y transgresor.
Había trabajado con el modelo Narten en varias ocasiones y sabía bien de su rendimiento, así que fue el que propuse al cliente junto con el plan de trabajo, que por sorpresa mía aprobaron inmediatamente, ya que no todos los directores de arte son adictos a las sesiones fotográficas, pues hay algunos que prefieren no asistir para eludir responsabilidades posteriores.
Por aquel entonces Polaroid había lanzado al mercado una película instantánea de diapositiva en blanco y negro. Ésta se revelava en un mini caja en la que introducías el carrete, cerrabas la tapa y mediante un pequeña rueda que había que mover pausadamente transcurridos escasos minutos ya disponías del carrete de 35mm positivado y listo para seleccionar las imágenes. El proceso de revelado era algo delicado, ya que las ralladuras en la emulsión solían ser frecuentes y aunque la película tenían un cierto tono azulado y una definición algo difusa me gustaba utilizarla ya que la característica textura del film otorgaba a la imágenes personalidad y, también, una cierta dosis de modernidad.
Empleé un teleobjetivo Nikon de 300 mm. f 2,8 para captar el movimiento del traje y corbata del modelo caminando por un espacio abierto de la ciudad, en actitud muy positiva y con un fuerte desenfoque del fondo urbano. Lo más complicado fue el ensayo previo para establecer el punto de foco con un diafragma muy abierto, ya que para conseguir movimiento en la ropa con buena posición de cuerpo, Narten tenía que caminar muy rápido y la profundidad de campo era muy reducida, pero disparando a 1/500 y pequeñas ráfagas conseguí buenos resultados aunque quedé exhausto al trabajar con un teleobjetivo a pulso.