Si uno domina la luz solar y no tiene pánico a los imprevistos trabajar en exteriores es una buena opción, ya que simple y llanamente tienes que tener claros los objetivos que deseas lograr.
La disparé hace 8.395 días y ella ilustró junto con otros 12 originales más el reportaje de moda de masculina “Entretiempo” para la revista Man que fotografié en el Parque Nacional del Teide (ICOMA) gracias a la colaboración del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz de Tenerife.
Si necesitas una ambientación cálida y soleada en pleno invierno lo más factible es que uno se plantee viajar a un lugar que reúna esas características, ya que salvo excepciones (que las he sufrido) en él encontrarás lo que precisas. Puede dar cierta pereza viajar, pero más pesado y agotador es el hecho de tener que ir posponiendo sesiones a causa del mal tiempo y no saber como reproduir aquella luz que sólo lograremos si nos desplazamos a ciertas latitudes. Por eso y puesto que habían entrado, en una misma semana, tres encargos de diferentes clientes para los cuales necesitaba calor, para que los modelos pudieran moverse con total libertad; paisajes y localizaciones con sabor a trópico y sobretodo esa luz que sólo a partir de un cierto paralelo uno encuentra, decidí viajar a Tenerife.
Los clientes eran de diferentes sectores lo cual me permitió plantearles la posibilidad de que compartieran los gastos comunes, ya que así estos se reducían y todos ellos podían disponer de una localización adecuada para su producto. Aceptada esa propuesta empezamos a preparar el viaje.
De todas las localizaciones que realicé por Tenerife adjudique la del Parque Nacional del Teide al reportaje de moda masculina para la revista Man.
Para este reportaje buscaba la luz dura y limpia de la atmósfera de alta montaña con una fuerte saturación del color, para ello utilicé transparencia Ektacrome 35 mm. con un color más saturado que el film que utilizaba normalmente, ya que de este modo conseguía imágenes con una fuerte proyección masculina.
Trabajar en un Parque Nacional requiere en primer lugar permisos, y si tienes permiso tienes los ojos de los guardas en el cogote, por ello tuve una cierta dificultad cuando abandoné, cuatro metros, el camino para tomar la foto del Teide que ilustra este post, ya que de inmediato los guardas me conminaron a gritos que parase -aunque yo tenía permiso- se acercaron con aire muy duro diciéndome que yo con la cámara en mano no podía abandonar el camino viario. Sin embargo el modelo si que podía entrar en zona prohibida con lo que lo solucioné con un simple cambio de encuadre, ver para creer.
Las anécdotas no terminaron aquí, cuando trabajaba cerca del Roque Nublo, la estilista cerró el coche con las llaves dentro y el modelo de ésta imagen, ni corto ni perezoso desmontó el cristal trasero del vehículo que teníamos alquilado para ésta producción, recuperadas las llaves lo volvió a montar y seguimos a lo nuestro, trabajando.