Un buen análisis de los objetivos hará que los alcancemos mejor, ya que el conocimiento de los puntos complicados, débiles y técnico-estéticos nos permitirá afrontarlos com mayor seguridad. Siempre he defendido que un buen planteamiento –quizás no sea la clave del éxito-, pero sí que ayuda.
La disparé hace 10.885 días y ella fue la imagen sobre la que se sustento la campanya publicitaria del “MES BLANC” de los almacenes Pyrénées de Andorra creada por Núria Vilaseca de la agencia de publicidad Dos por Dos de Barcelona.
Aunque siempre he defendido la opción de incorporar nuevos colaboradores en los equipos de trabajo, debo decir que trabajar habitualmente con un mismo equipo puede solucionar y facilitar muchas cosas, ya que el conocimiento y complicidad que suele tejerse entre todos los miembros, hace que las respuestas ante cualquier problema sean más rápidas y eficaces. No era en principio una sesión complicada, pero como conocía bien a la directora de arte -colaborábamos desde 1986- no dudé ni un momento en confirmar a Jorge de la Garza como maquillador; en Tona Corominas como estilista y en la fantástica modelo catalana Imma González una de las más cotizadas en aquella época junto con Anastasia, Olatz, Judit…
Lo más complicado en una sesión fotográfica en la que una gama de telas para el hogar, deben vestir a la modelo en un retrato con productos diversos y voluminosos envolviendo su cara es: que la imagen no quede ridícula, que la estética global se aparte de aquellas etnias tribales que suelen usar telas en su cabeza y que la expresión de la modelo domine el plano sin robar la atención al producto. Para ello precisaba que el rostro de la modelo tuviese unas facciones muy equilibradas, una mirada interesante, directa y que supiera aguantar sin moverse un largo trabajo de la estilista mientras combinaba las distintas telas.
La iluminación tenía que ser contrastada con sombras profundas que destacara las materias y coloridos de los estampados - algodón, rus, rayón, seda…- para ello trabajé con un Hazyligth Broncolor con nido de abeja que combinaba suavidad para el rostro y volumen para las telas. Un solo punto de luz principal y uno secundario para el fondo que le confiriese un pequeño degradado. Usé la cámara Hasselblad 500 C con una óptica de 120mm y transparencia Ektachrome 100 Asa para las distintas opciones estéticas y de volúmenes que ensayamos durante la larga sesión, en la que la modelo tuvo que ser muy paciente y aguantar sentada y envuelta con una serie de soportes, para que todo estuviese bien puesto en su lugar correspondiente. Creo que debo resaltar que la imagen fue realizada a finales de los ochenta, época en la que sorprendentemente los fotógrafos no disponíamos del tan estimado y a veces mal usado Photoshop… y dejadme que os diga que me complace y me resulta altamente estimulante el hecho de haber sido capaz de construido imágenes –sin ningú retoque posterior- como la que hoy comparto con vosotros.