Para un fotógrafo sobrevivir en el mundo de la publicidad no es sencillo, pero a caso hay alguno en qué sea fácil?
Un buen análisis de los objetivos que debemos alcanzar nos permitirá afrontarlos con mayor seguridad y si al análisis le sumamos un buen planteamiento quizás incluso logremos el éxito.
La disparé hace 10.735 días y, aunque no me atrevo a afirmarlo con total rotundidad, creo que fue la primera campaña publicitaria sobre una cerveza sin alcohol al menos en España. Colaboraba habitualmente con la agencia de publicidad DosxDos de Barcelona y con ellos ya había realizada algunas campañas para la empresa DAMM, creadora de la nueva cerveza sin alcohol.
Los directores creativos y Josep Mª el director de arte me comentaron que el target del consumidor –al que iba dirigida la campaña publicitaria- era, básicamente, a la gente joven, deportista, consumidora de música y festivales... que no querían renunciar a la fiesta con los amigos, al sabor de una buena cerveza, pero a la vez cuidaban su cuerpo y su seguridad en la conducción.
Reconocido que los tres ejes principales de la campaña eran –juventud, fiesta, deporte- les propuse situar al modelo masculino en los vestidores de Club Squahs Tibidabo y a la modelo femenina en el Mirablau de Barcelona, que ambos modelos serían jóvenes con actitud positiva y que las imágenes serían luminosas, naturales, frescas, nada sofisticadas… casi tan inocentes como una cerveza sin alcohol.
Organizamos las sesiones en dos días diferentes, ya que debimos adaptarnos a los horarios en que disponíamos de las dos las localizaciones. Trabajamos con los equipos habituales de colaboradores: la estilista Tona Corominas y la asistente de fotografía Txell Sabartés para ambas sesiones; el maquillador-peluquero Jorge de la Garza para la sesión con la modelo femenina y María Jordà para la sesión con el modelo masculino.
Era primordial una iluminación natural blanca y a contraluz para enfatizar el tono dorado de la copa de cerveza y un tono también dorado, en la piel de los modelos que nos debía conducir al verano -época preeminente en el consumo de cerveza- el vestuario simple, adecuado a las localizaciones y en el caso de la mujer con tonos ecológicos, unas imágenes luminosas sin artificios que empatizaran con el público al que iban dirigidas.
Trabajé con la Hasselblat 500C y una óptica de 120 mm. Con un ligero filtro Sky, para potenciar el bronceado de los cuerpos, y un suave apantallado para reducir un exceso de contraluz, aprovechando pequeños espacios de las localizaciones busqué los más idóneos para la campaña, centrándome en la iluminación de las copas que debían mantener el tono exacto de la cerveza ya que en aquellos días no existía Photoshop y todo se basaba en una buena iluminación.