En algunos círculos fotográficos es bien sabido que detestan la fotografía de moda o publicitaria calificándola, incluso, de menor. Creo que cualquier disciplina fotográfica tiene intrínsecas sus particularidades creativas, cuenta la realidad de la sociedad y refleja la época en la que ésta fue tomada, por eso nadie debería despreciar su valor.
La disparé hace 7.120 días y ella junto con quince imágenes más formó parte de la campaña publicitaria de la colección Primavera – Verano 2000 de la empresa igualadina Escorpion.
La agencia ABM era la que gestionaba la cuenta y Santi Anglada era el director creativo. Entre ambos había buena relación, creativamente nos entendíamos, ya que nada nos gustaba más que un buen original fotográfico, pero los problemas aparecían cuando sus demandas no encajaban con su presupuesto y era entonces el momento en que Teresa Jové, directora de producción, y Carmen Cruz, ejecutiva de la agencia de publicidad, entraban en escena y lo solucionaban.
A lo largo de mi trayectoria profesional me he percatado que, a priori, es mucho más fácil fotografiar acciones que sensaciones, por eso cuando en mi primera reunión me explicaron que el leitmotif de la campaña era “punto fresco” supe que la cosa no iba ha ser plácida –aunque con Santi jamás lo era-.
Analizamos, reanalizamos, estudiamos, discutimos… y acordamos que construiríamos unas enormes cajas de luz, con imágenes de olas retro-iluminadas. No era fácil, pero sí realizable; no era barato, pero sí accesible y, lo más importante, con las cajas de luz podíamos montar distintos escenarios para cada uno de los originales de la colección primavera-verano.
Con Teresa decidimos apostar por Molly como modelo y por nuestro equipo “premium” como colaboradores, ya que sabíamos que los tres días de sesiones fotográficas en el plató grande de Platós Barcelona serían largos, complicados, tensos… y precisábamos a los mejores profesionales.
El primer paso fue pintar el inmenso sinfín del plató, totalmente de negro mate, calzarnos los peucos en los pies y distribuir las cajas de luz para que pudiésemos movernos con una cierta comodidad y así poder distribuirlas convenientemente para cada original de la campaña.
La iluminación fue el tema clave de las fotografías, tenía que combinar distintas temperaturas de color de las fuentes de luz con intensidades dispares y muy posicionadas en la modelo, a la vez las cajas de luz eran negras y debían destacarse en cierta medida del fondo negro mate, con lo que iluminaba separadamente fondo, cajas y modelo; todo ello con una obturación de la cámara bastante baja que limitaba el movimiento de la modelo Molly.
Las fuentes de luz que empleé fueron dos tipos de fluorescencia, parte de ella filtrada, antorchas de flash Broncolor a muy baja potencia y unidades de HMI entre ellas un Poket Par, que por su poco volumen y prestaciones lo podía situar lejos o muy cercano a la modelo usando los accesorios pertinentes.
Fueron unas sesiones largas, duras y muy trabajadas donde uno no podía despistarse ni un momento, fue un reto técnico y profesional de los que como fotógrafo me gusta encarar, por que al trabajar con transparencia Ektachrome todo se juega a un disparo, no hay corrección posible y no ves el resultado definitivo hasta después del revelado y creedme, es toda una satisfacción ver que tus decisiones como fotógrafo han sido las acertadas.
Reproducciones del catalogo Escorpion Primavera – Verano 2000