Las complicidades con los directores de arte, creativos, ejecutivos… de las agencias de publicidad son positivas, efectivas, beneficiosas…, pero no hay que tener miedo en discutir con ellos posibles planteamientos (fotográficos) erróneos que nos sugieran, ya que –no podemos olvidar- que quien tendrá que resolverlos in situ seremos nosotros. No nací con esa obviedad aprendida lo hice a lo largo de los años.
La disparé hace 11.165 días y ella fue la imagen de la campaña publicitaria de la marca de cosmética SENSILIS, nacida en Barcelona en el 1979 en un laboratorio farmacéutico, que hoy en día sigue contando con todo el respaldo científico en dermocosmética avalado por la certificación ISO y la satisfacción de sus clientes.
En mi primera reunión con el director creativo David Caballero, al que conocía bien, ya que habíamos colaborado en anteriores ocasiones, pero con otras agencias publicitarias, éste (David) me explicó cuales eran los objetivos de la campaña y estuvimos debatiendo algunas ideas. De entre todo lo planteado le pareció bien que nos centráramos en una de mis propuestas y acordamos que presentara un presupuesto en base a ella.
Con Teresa nos pareció oportuno, ya que era la primera vez que colaborábamos con Sensilis (el cliente) y Alta Definición (la agencia de publicidad) presentar una propuesta completa y por eso a nuestro presupuesto adjuntamos el de nuestros colaboradores y el de la modelo. La estilista sería Rosa M. Gimeno; el peluquero - maquillador Lluís Coca; la modelo; mi asistente de fotografía David Pla y Teresa Jové la directora de producción. Convocamos una reunión y en ella les presentamos muy detalladamente nuestra propuesta. Aprobada ésta yo me centré en la parte más técnica, ya que en ella sustentaba el 90% del éxito.
Quería trabajar con una luz suave, envolvente, que acariciase la piel y decidí trabajar con fluorescencia, en aquella época era difícil encontrar tubos fluorescentes con la temperatura de color corregida a 5.500 ºKelvin con lo que tuve que realizar algún test de filtrado de la luz, para corregir las dominantes que no favorecían a la piel. También mandé construir dos grandes soportes blancos con una curvatura a 90º para situar a la modelo en su centro, ya que iluminé el set desde atrás para conseguir una difusión de la luz indirecta y extra suave.
Trabajé a través de una pequeña rendija entra las dos pantallas curvas con la Hasselblad 500 C con una óptica de 110 mm. y film Ektachrome de 100 Asa. En los test de iluminación también realicé pruebas con la tonalidad del fondo con tonos pastel fríos y calientes con Teresa Jové, que siempre estaba dispuesta a darme una mano. Esto sí durante la sesión el equipo de once personas que asistía a las tomas fotográficas, apenas vieron nada por la pequeña rendija abierta entre las dos pantallas curvas y tanto la agencia como el cliente depositaron toda la confianza en mi criterio fotográfico.