El pasado viernes asistí a la inauguración en el Museu de la Vida Rural de la exposición fotográfica “Catalunya Visió” producida por el Museu d’Art Jaume Morera de Lleida y el Arts Santa Mónica de Barcelona. Esta exposición comisariada por Cristina Zelich y Pep Rigol muestra una selección de fotografías que ilustraban el proyecto editorial del mismo título que, entre 1968 y 1978, se dedico a retratar y describir Catalunya. Los principales autores de la colección “Catalunya Visió” fueron el fotógrafo Ton Sirera y el escritor Josep Vallverdú, con quien me une una entrañable amistad y al que admiro profundamente por su enorme calidad humana y por su obra literaria de valúa indiscutible.
Soy de la opinión y lo he manifestado en varias ocasiones que las exposiciones necesitan y precisan de su espacio, y que no todos ellos son de su gusto. Asistí a la inauguración de la exposición en Barcelona y debo decir que tuve la sensación que, la exposición, se encontraba incómoda en el espacio. En la sala principal del Museu de la Vida Rural de l’Espluga de Francolí, creo que se mostraba serenamente complacida, quizás fuera por la iluminación, la presentación tan cuidadosa y respetuosa que siempre ejecuta el equipo responsable del museo… pero el lugar espacial, que acoge una obra fotográfica o de otra disciplina, importa mucho y debemos ser conscientes de ello y darle el valor y la atención necesaria y precisa, no olvidemos que los espectadores, lectores de imágenes, nos lo agradecerán.