A partir de la capital Yaoundé y a medida que nos acercábamos a la frontera con la Republica Centro Africana en los poblados observé cambios en la construcción. Las casas de ladrillos de adobe eran de planta cuadrada y alternaban paredes de barro y entramado de madera con pared de lajas de madera encalada. Muchos graneros, de forma circular, sus paredes estaban construidas con un tejido de ramas entrelazadas, y todos ellos con el techado de paja.
Como se acercaba la época de lluvias decidimos escoger la ruta más larga, pero que, al menos, sobre el mapa nos ofrecía mayor seguridad y, también, optamos por acelerar nuestro ritmo de marcha, ya que muchas de las pistas por las que debíamos circular se volverían imposibles y cabía la posibilidad de que quedaran cortadas al transito de vehículos, por inundaciones fortuitas en la pista o puentes inutilizados por derrumbes.