Robert Adams: el lugar donde vivimos exposición fotográfica inaugurada el pasado miércoles 16 de Enero que permanecerá abierta hasta el 20 de Mayo de 2013, quizás sea una fantástica ocasión para viajar hasta Madrid.
En esta primera exposición retrospectiva de Robert Adams en España, El lugar donde vivimos, se nos propone un recorrido por los principales proyectos que ha llevado a cabo este fotógrafo (proyectos que en su mayor parte fueron concebidos inicialmente como libros). La exposición comisariada por Jock Reynolds y Joshua Chuang y que ha sido organizada por la Yale University Art Gallery -que posee los archivos completos del artista- en colaboración con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía es una selección de cerca de 300 fotografías en blanco y negros, fechadas entre 1964 y 2008, así como unos 40 libros.
Robert Adams (Orange, Nueva Jersey, 1937) ha sido considerado como uno de los más singulares y originales cronistas del oeste norteamericano. A través de cuatro décadas de carrera, comenzando a mediados la década de los 60 en respuesta al rápido cambio topográfico de Denver, donde se trasladó en su adolescencia. Adams ha desarrollado un trabajo fotográfico conocido por su austeridad y por una particular visión llena de matices de la vida estadounidense basada en la belleza de la humanidad y su comunicación con el mundo natural.
Robert Adams (Orange, Nueva Jersey, 1937) ha sido considerado como uno de los más singulares y originales cronistas del oeste norteamericano. A través de cuatro décadas de carrera, comenzando a mediados la década de los 60 en respuesta al rápido cambio topográfico de Denver, donde se trasladó en su adolescencia. Adams ha desarrollado un trabajo fotográfico conocido por su austeridad y por una particular visión llena de matices de la vida estadounidense basada en la belleza de la humanidad y su comunicación con el mundo natural.
Con un trabajo fotográfico austero y directo pero lleno de matices y dotado de una fuerte potencialidad expresiva, Robert Adams (Orange, New Jersey, 1937) se ha convertido en uno de los cronistas más lúcidos de los profundos cambios que ha experimentado el paisaje del oeste norteamericano en las últimas décadas. Sus imágenes en blanco y negro de carreteras que se pierden en el horizonte, bosques deforestados o complejos residenciales y comerciales por los que deambulan figuras solitarias, documentan y denuncian el enorme impacto (tanto desde un punto de vista medioambiental como social y cultural) que el desarrollo urbanístico y la explotación intensiva de los recursos naturales ha tenido en este territorio.
Adams retrata este proceso de transformación de forma aséptica y distante, evitando el subrayado dramático, el juicio explícito. Y a partir de esa mirada aparentemente neutra plantea una reflexión crítica en torno a cuestiones como la relación, siempre conflictiva, entre civilización y naturaleza o la pérdida del vínculo con el territorio en las sociedades contemporáneas. Su obra, no obstante, contiene una cierta dimensión esperanzadora: en ella hay una incesante búsqueda de la belleza y el equilibrio, un esfuerzo por encontrar, incluso en los paisajes más alterados, destellos de vida, señales de que la (re)conciliación entre el ser humano y su entorno sigue siendo posible.