En el antiguo matadero de Reus esta figura sentada en cuclillas preside la entrada de dependencias universitarias actuales. Sus tonos dorados y cálidos acentuados por la luz los asocié a la burbuja inmobiliaria que ha hecho de oro a muchos constructores de nuestro país y que los responsables públicos cegados por el brillo de tener un edificio recuperado se gastaron el presupuesto en restauraciones suntuosas, olvidándose por completo (a quién interesa) del contenido. Aseguraría, sin miedo a equivocarme, que somos el país que tenemos más excelentes, espectaculares, lujosos… edificios destinados a programaciones y actos culturales pero sin presupuesto alguno para dotarlos de contenido y actividad artística creativa.