Cámara nueva, nuevo retrato. Supongo que el autorretrato es como la presentación entre
fotógrafo y cámara; un momento en el cual ambos deciden conocerse mutuamente;
compartir experiencias; analizar todo aquello que juntos alcanzarán y empezar a
soñar con las futuras imágenes que crearán si establecen complicidades y
construyen sinergias.
Adquirir la Mamiya C33 de dos muy buenos objetivos intercambiables,
posibilidades de macro con una gran extensión de fuelle y corrección de
paralaje suposo un gran esfuerzo, pero fue una cámara de estudio de la que
estoy muy orgulloso, puesto que me permitió introducirme en el mundo profesional
y con la que también podía hacer reproducciones lith para diseñadores gráficos.
En el campo de investigación fotográfica me permitía cargar el obturador sin
pasar la película y hacer varias exposiciones en una misma diapositiva.
Reconozco que era una cámara pesada, pero con ella viajé, aprendí y disfruté
mucho.