dimecres, 19 d’abril del 2017

CAMÍ DE RONDA. SERIE SOBRE “EL CEMENTERIO DE LOS LIBROS OLVIDADOS”


Estoy seguro que no necesitareis más de 55 SEGUNDOS para daros cuenta que esta imagen que agrego a la serie que estoy construyendo sobre la saga de “El Cementerio de los Libros Olvidados” del escritor Carlos Ruiz Zafón, con la cual doy por finalizada la serie, no corresponde a ningun espacio de la ciudad condal, pero sin embargo no es un escenario menor, ya que el autor lo utiliza en más de una ocasión y lo que sucede en él es realmente significativo. 

Como ya he explicado en cada uno de los post, anteriores, la idea de recopilar los escenarios que tenia fotografiados, y hacer con ellos una serie, nació de manera espontanea, natural, voluntaria… mientras Teresa me explicaba, suele hacerlo mientras desayunamos, uno de los cuatro libros de la saga que estaba leyendo. 

La décima imagen que incorporo a esta serie fotográfica sobre “El Cementerio de los Libros Olvidados” corresponde al “Camí de Ronda”. El camino, cuyos orígenes se sitúan en el siglo XIX cuando este pequeño sendero a través de los acantilados se habilitó para controlar las poblaciones de la costa catalana, está inundado de casas señoriales y burguesas las cuales, parece, disponían de acceso directo a la playa y embarcaderos propios. Pero fue en la postguerra cuando adquirió una importancia capital, ya que éste era utilizado por la Guardia Civil para controlar la frontera marítima española y el contrabando en la zona. 

“La casa estaba entre las rocas, en un sitio que llamaban el Camino de Ronda. nadie vivia allí en invierno. Era una especie de urbanización de grandes mansiones de verano propiedad de familias adineradas de Barcelona y Girona. (…) No había pasado un mes de nuestra llegada a la mansión cuando David empeoró. (…) Una noche le pregunté quién era Corelli y por que le tenían tanto miedo. Me dijo que Corelli era una alma negra, esas fueron sus palabras. David había hecho un trato con él para escribir un libro por encargo, pero le había traicionada y había destruido el libro (…) David lo llamaba Lux Aeterna.” .Capítulo XIII. AGNUS DEI. Enero 1960. Cuarto libro. 

* Fotografia tomada en 1981. Colección privada.