dijous, 16 de maig del 2019

La disparé hace 9.125 días


Las complicidades con los directores de arte, creativos, ejecutivos… de las agencias de publicidad son positivas, efectivas, beneficiosas…, pero no hay que tener miedo en discutir con ellos posibles planteamientos (fotográficos) erróneos que nos sugieran, ya que –no podemos olvidar- que quien tendrá que resolverlos in situ seremos nosotros. No nací con esa obviedad aprendida lo hice a lo largo de los años. 

La disparé hace 9.125 días y ella fue la seleccionada para ilustrar la campaña de la Fundación Sony destinada a promocionar las becas y ayudas a los estudios de música clásica. 
No recuerdo con exactitud todos los detalles, pero sí que mi equipo y yo mismo aprendimos un montón sobre violonchelos, ya que ese fue el instrumento con que fotografiamos al protagonista de la campaña. 
Necesitamos una única reunión de pre-producción, ya que nosotros sólo debíamos ocuparnos de donde realizar las sesiones fotográficos o sea el plató; las luces y las cortinas, pues el cliente nos facilito al estudiante de violonchelo que actuó como modelo. 

Cuando se trata de promocionar unas becas para estudiantes de música clásica el primer instrumento que se te ocurre no es precisamente una trompeta, y el violonchelo, es el instrumento que por forma y volumen puede representar la diversidad de instrumentos de una orquesta clásica. 
La primera aproximación a la imagen se centra en el instrumento, más cuando reflexionas y te centras en la finalidad de las becas, que es promocionar buenos músicos, y los buenos músicos lo que necesitan es un escenario para comunicar su música al público, buscas un razonamiento de la imagen.
Por eso decidí centrarme, entre otras imágenes, en la salida al escenario del solista ya que es el momento del primer aplauso. Aprobada la idea decidí trabajar en Platós Barcelona de Hospitalet pues a pesar de que la imagen principal de la campaña no tenía especial complicación, si que necesitaba de una amplia profundidad en el fondo blanco sin fin, un tiro de cámara largo y ligeramente picado, para poder trabajar con un tele objetivo medio y así proporcionar el volumen de la figura. El contraluz era imprescindible para representar que la silueta anónima del solista entraba en el escenario para ser la figura de la orquesta. 
La imagen, en blanco y negro, fue un éxito cuando se presentaron las becas Sony en el “Palau de la Musica” de Barcelona.