Dejamos Kibuye, la misión y al padre Tió y emprendimos camino hacía Tanzania. Durante el recorrido, a pesar de no detenernos por nada que no fuera imprescindible, en las pocas ocasiones que lo hicimos y pudimos, contactamos con Ruandeses y en ellos advertimos que eran gente trabajadora y que trataban de aprovechar al máximo los recursos de que disponían y no dejaron de sorprendernos -África jamás deja de hacerlo- prácticas como: transportar el pescado seco en fardos extremadamente compactados, el tabaco envasado en cartones hechos de hojas de banano, o las calabazas de cuello largo y estrecho –con un cierto aire a diseño nórdico- para los líquidos, y así evitar los derramamientos ante un posible contratiempo.