El día de Difuntos los familiares les adecentaban los vestidos. Esto sucedía en un convento franciscano de Palermo donde ocho mil cadáveres dejan pasar, como si tal cosa, los años y los siglos. Para un siciliano albergar allí a sus difuntos era todo un honor. En esas heladas galerías es donde transcurren los primeros planos de la película “Cadaveri eccelenti” de Francesco Rossi, mal augurio para su protagonista.