Llegamos a nuestro piso de la calle Diputación ansiosos de noticias y conectamos todos los posible medios de comunicación ( radio y TV ) que podían informarnos -el teniente coronel Tejero pistola en mano era el centro de las imágenes que una cámara autónoma seguía grabando-. El suceso resultaba increíble, ridículo y un punto aterrador, en plena democracia salían de nuevo los reaccionarios insatisfechos, daba pereza pensar que tendríamos que volver ha empezar de nuevo.
El nombre me sonaba… y los situé en Capellades, la vecina población de Igualada mi ciudad natal, donde hacía años Tejero estuvo destinado como comandante de puesto de la Guardia Civil -toda una pieza- bien recordado por sus habitantes.
Los leones de las Cortes, Daoíz y Velarde pronto dejaron de ser protagonistas de las imágenes emitidas por TV para pasar a las ventanas laterales y la entrada secundaria, por donde salió la diputada Anna Balletbó, embarazada. La angustia de aquellas horas vividas delante de la TV, con la oreja pegada a la radio y llamando por teléfono a compañeros, amigos y familiares se calmó con la aparición del Rey. Respiramos de nuevo y descubrimos que nunca hay suficiente democracia, y que lo que se quiere hay que cuidarlo.