Lo malo de la celebración de “días internacionales” es que mayoritariamente no cambia nada exceptuando las autoridades, y no siempre, que encabezan los actos conmemorativos. Un año más estamos en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y al igual que manifestaba el año anterior puede que en los papeles todo parezca más equitativo, pero la realidad está muy lejos de la legalidad y el trabajo de la mujeres sigue siendo ( en gran parte ) transparente, invisible… de celofán. Este siglo XXI tiene aún mucho camino por andar y en algunos momentos, no se muy bien porqué, me parece que estamos retrocediendo.