En uno de los primeros poblados que encontramos justo después de cruzar la frontera tuvimos que repostar de combustible diesel. Dudamos que su calidad fuera mínimamente aceptable, pero nuestro Land Rover la tolero. Pero lo novedoso no fue la calidad del combustible, sino la forma en que nos lo suministraron. Me explico: depositaban el gasóleo en una palangana y con un cazo llenaba una botella de litro y –litro a litro procurándose no descontarse- con la ayuda de un embudo nos iban llenando los jerrycans, sobra decir que la expectación que generamos fue más que notoria.
Una buena parte del recorrido hasta Kumasi lo hicimos bajo una lluvia torrencial que caló hasta los huesos a los dos motoristas. Sin embargo los lugareños la aceptaban como si nada, ya que como mucho se cubrían la cabeza con algun que otro objeto que tuvieran a mano.