La expedición no era fotográfica y no había tiempo para tomas pausadas y mucho menos para detener el ritmo de travesía, por eso apoyado en el marco de la ventanilla del Land Rover es desde donde realicé buena parte de las imágenes a lo largo del viaje. Aprovechábamos hasta la última luz para viajar, y en esta hora bruja me encantaba tomar fotos de difícil iluminación, velocidades lentas y en movimiento. Cuando fotografié las dos motos circulando en paralelo al Land Rover, de pronto, recordé la película “Easy Rider” la road movie emblema de la generación hippy y “Dos hombres y un destino” con Paul Newman y Robert Redford.
El desierto impone por su solitud, magnificencia e inmensidad; por el contraste de calor y frio; por sus horizontes cambiantes a los que parece no llegarás nunca… y porque cuando tienes la sensación de estar perdido aparece un persona, de la nada, que te acoge en su haima o chamizo.