La celebración de la fiesta lúdica de “ Els tres tombs ” en honor a St. Antonio Abad que en el mes de Enero llena de carruajes, carretas, diligencias, jinetes, … todos ellos debidamente caracterizados y ataviados según los cánones de épocas pasadas, más o menos lejanas, las calles de pueblos y ciudades de Catalunya, fue durante muchos años cita obligada para mi.
Me gustaba situarme, generalmente, en la zona donde aún nadie había optado por eliminar los adoquines de una de las calles más céntricas de mi ciudad natal, Igualada, ya que junto a la vestimenta y atrezzo de los participantes se acentuaba mucho más aquel toque de –viaje al pasado-. Las mañanas frías y a veces con algo de niebla, propias del invierno, sumaban, siempre, a favor de buenas tomas que año tras año iban acumulándose en mi archivo fotográfico.
La niña protagonista es la hija, de Tonet Ros, uno de los principales impulsores de “Els tres tombs”. Procedente de una de las sagas de “traginers” más importantes de la ciudad, su gran pasión y obsesión por ese mundo -en que los animales de tiro: caballos, mulas… eran la fuerza que movia a personas y mercancías de un lugar a otro- le llevó a fundar el “Museu del Traginer de Igualada” donde se puede ver una amplia colección de carruajes y artículos vinculados a ellos.
Tomé la foto con la Nikon FTN y el angular de 24mm en Ektachrome 64. En aquella época me encantaba experimentar con este angular, llevando al límite sus posibilidades. Su utilización me permitía estar en el centro de la acción y potenciar el sujeto que fotografiaba. No se si Cartier Bresson tenía o no tenía razón cuando decía –los fotógrafos podrían clasificarse, en su actitud, por las ópticas con las que trabajan-, però para mi el angular de 24mm. ha sido durante muchos años una de las ópticas básicas en mi equipo, llevando siempre una cámara con el 24 mm f.2,8 montado.