Para el fotógrafo la creación tiene dos puntales: la propia obra que se representa y lo que el ojo y la mente ven. La fotografía de espectáculos siempre tiene un aspecto de caza fotográfica, aquel instante en que se dispara el obturador y la subjetividad de la que viene impregnada la fotografía. Mi forma de trabajar va unida a los dos conceptos puesto que no tan sólo pretendo un instante documental sino que busco una ilusión creativa del espectáculo, para plasmar lo que no tan sólo veo sino lo que intuyo de él. No es fácil ni todas las representaciones a las que acudo permiten este tipo de desarrollo, pero en cada edición unas pocas imágenes cumplen con mi visión fotográfica acercándome a la explosión creativa de unos espectáculos teatrales o de danza que, con esfuerzo y no menos ingenio, realizan los componentes de las compañías que participan en sus consolidadas ediciones.