Cuando visitas les exposiciones fotográficas que “les rencontres” ubica en los “Ateliers” pudes saturarte con la gran cantidad de imágenes que allí se muestran, por eso es imprescindible planificar el tiempo que se destinará a cada una de las exposiciones, para no sucumbir ante la cantidad de información fotográfica por centímetro cuadrado, y pasar de la contemplación de las obras al desinterés por ellas.
Evidentemente uno no siempre se identifica con todas las exposiciones de “les rencontres”, però si los porcentajes son favorables uno tiene la sensación (así es como lo he percibido yo este año) de que a la fotografia le queda un largo camino por recorrer y un futuro esperanzador en cuando a conceptos, creatividad, técnica, y ojo fotográfico, del cual he visto mucho en Arles, motivo que me alegra y satisface.
El hecho de encontrarse delante de una imagen y tener la sensación que ésta està en mi archivo, supongo que no me ocurre a mi sólo, pero algunos de los autores que he visionado en “les rencontres” (a diferencia mia) no tiene una, sinó que son muchas las que componen su obra, mediante las cuales han desarrollado un concepto, una estética, unos códigos y estilo con los que comunicarse con el espectador.
El modo en que se afronta la creación nos desvela aspectos del autor, nos habla de cómo se ha centrado en ver, sentir y apreciar determinados aspectos de la fotografía mediante los cuales nos muestra la vitalidad interpretativa de sus imágenes desde un prisma personal captando, así, nuestra atención de entre todos los discursos fotográficos que un festival como “les rencontres” nos ofrece, con excelentes fotografías bien positivadas y escenografías adaptadas a los espacios en que són presentadas a los visitantes, que acudimos año tras año a un acontecimiento auténtico icono en el mundo de la fotografía.